martes, 14 de agosto de 2012

Un Mundo Sin Miedo (5)

 Capitulo 4 (2/2)
Descubriendo la Historia sobre el Origen


"...
Había llegado el gran momento, solo faltaban unas pocas horas para la llegada del eclipse y luna ya estaba preparada para la gran batalla. Iba a ser una lucha difícil, pero tenía fe en que tanto Arkano como su ejército serían derrotados. El cielo comenzaba a oscurecerse, las batallas se volvían más intensas, y la tierra comenzó a ocultarse por una espesa niebla que anunciaba el ascenso desde los infiernos, Luna estaba preparada, y no pensaba dejar que Arkano acabase cumpliendo su deseo de venganza.
Sombras comenzaron a salir de la nada, poco a poco fueron recuperando su endemoniada forma original, era un ejército inmenso, miles de demonios a la orden de un alma llena de maldad y penurias. Allí estaba el, tan arrogante y soberbio como la guardiana lo recordaba, solo había una diferencia desde la ultima vez que le vio, ahora, Arkano poseía más poder, pero eso a Luna, pensaba luchar hasta la muerte si fuese necesario.
Los demonios intentaban avanzar, pero la guardiana se lo impedía, aunque eran fuertes, Luna podía retenerlos, poco a poco consiguió introducirse en medio del ejército, estaba sola pero su poder era grande y su técnica en combate implacable. Aunque, a pesar de estar derrotando a gran parte de los componentes de su ejército, estos parecían no acabar jamás, y Arkano disfrutaba viendo como la guardiana iba perdiendo fuerzas mientras sus tropas iban avanzando, ya nada ni nadie podría detenerlo, y menos ahora que el eclipse estaba ya en su pleno apogeo. El mundo y los guardianes se someterían ante el inmenso poder de Arkano.
La visibilidad era escasa, y la luna ya había tapado al sol por completo, todo parecía estar perdido, pero de repente, como de la nada, la estampa de una chica montando un corcel negro irrumpió en la batalla. Esta vestida totalmente de negro, y con un sombrero y un pañuelo que le tapaba la mitad de la cara, todo de este mismo color. Pero no venía desarmada, en su espalda traía enganchado un arco plateado, y alzada en su mano derecha una imponente espada. Entonces Luna sonrió, había llegado el momento de que Arkano volviese a los infiernos de los que había salido, y sus planes serían destruidos por una mano sin miedo, por la mano de la mensajera de Luna, la firme mano de Selene.
Al más veloz de los galopes, Selene arrasó con la mitad del infernal ejército, como si de polvo se tratase. Pero Arkano no se dio por intimidado, y mientras contemplaba como la guardiana seguía luchando, decidió acabar con todo aquello derrotando a la mensajera enviada, no iba a permitir que nadie le arrebatase el poder.
En cuanto Selene vio acercarse a Arkano, esta cogió una flecha y con una tenaz puntería se la clavó en una pierna, haciendo que este perdiese fuerzas y cayese al suelo. Pero cuando se acercó a él, Arkano cogió un puñal y se la lanzó a la mensajera, dándole en un costado. Esta perdió el equilibrio y se desplomó sobre el suelo, perdiendo a su vez mucha sangre. Su rival se alzó, cogió de nuevo el puñal, agarró a Selene y se lo colocó en el cuello con intención de clavárselo y proclamarse así vencedor. Pero a pesar de casi no tener ni fuerzas, Selene le dijo una advertencia, esta pudo escucharse por todas partes, como un susurro del alma misma…

"Ha llegado tu momento, mátame aquí y ahora, no tendrás otra oportunidad como esta, si lo consigues desapareceré,no volverás a saber de mi existencia, pero si fracasas en el intento, jamás te podrás librar de mi.
Siempre estaré ahí, en cada sueño, en cada sombra, en cada noche, en cada luz de luna… Seré el demonio de tus pesadillas, te haré sufrir hasta el punto en el que desearás estar muerto. No estarás seguro en ningún lado, da igual donde te escondas, siempre te encontraré. Desearás ver el filo de mi espada en tu pecho con tal de no verme más. El estruend de los cascos de mi montura retumbará en tu mente cada noche, sus ojos propagarán su ira hacia ti.
Debiste matarme cuando tuviste tu oportunidad, porque en cada gota de sangre que derrames, en cada llanto con lágrimas de tu dolor, en cada grito de desesperación que exprese tu nombre.. Ahí estaré yo, dandote mil puñaladas por cada rasguño que provoques...
Soy aquella enviada a propagar el mensaje de quien guarda la noche y la oscuridad.
Estate atento, porque ni tu ni quienes te siguen jamás estaréis protegidos. Haré que tus amigos sean tu enemigos, y que tus enemigos ansien tu muerte, estarás solo.
He sido enviada para acabar contigo y con quienes amenacen la protección de la noche y la oscuridad, y cumpliré mi misión, tarde o temprano te las verás conmigo y no tendrás escapatoria. Solo morirás cuando yo te lo permita, soy el verdugo que realizará tu ejecución…”
 
Estas palabras no significaron nada para Arkano, y su única respuesta para ellas fue una despreciable carcajada llena del orgullo propio de un necio. Pero a pesar de que aquellas palabras no afectaron a su rival, si que le llegaron a Luna, la cual al escuchar a su enviada, cogió fuerzas se alzó sobre Arkano derribándolo en el suelo. Esto no le causó daño alguno, pero entonces Selene se alzó, cogió su espada y se la se la clavó a Arkano en su desalmado corazón. En ese instante se comenzó a escuchar un estridente chillido, los demonios se desvanecían poco a poco, volviendo a si al lugar del cual habían salido, pero, cuando la mensajera quiso darse cuanta, Arkano yo no estaba, había desaparecido junto con todo su ejército, pues aunque le clavasen cien mil flechas, este jamás moriría debido a su carencia de corazón y alma lo hacían casi invencible, pero no inmortal. Algún día Arkano volvería a cumplir su venganza, y entonces la enviada de Luna acabaría definitivamente con el.

Ahora el mundo se encontraba a salvo, las batallas habían cesado, la gente volvía a salir de sus casas y reanudaban sus vidas.
A partir de ese instante Selene había fijado su destino, se dirigió  hacia la guardiana, y la observó detenidamente, desde sus imponentes patas hasta las gigantescas alas, pero lo más hermoso era el brillo de sus negras crines brillando a la luz de la luna. Sabía que pocas veces iba a poder verla como en ese momento la veía, así que cogió, se quitó el sombrero, y arrodillo ante ella como símbolo de sumisión eterna, Luna lo aceptó, y al momento cogió el vuelo hacia el cielo hasta que se perdió de vista.
Selene cogió su espada, y volvió a subirse sobre su montura, saliendo repentinamente al galope, sin un destino fijo, sin saber cual sería su próxima misión, pero siempre con la fuerza que la guardiana le había entregado, defendiendo con orgullo y honor la protección de la noche y propagando el mensaje que la oscuridad le había cedido, teniendo siempre presente a Luna en su corazón…"

1 comentario:

  1. Que historia más bonita... estoy deseando leer más. Sigue así.
    Saludos, La leyenda

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